Mi decisión sobre la técnica de la pluma, fue por los años 60 (blanco y negro, sin trama ni cartón. UMBLAL), después de algunos óleos. Por exceso de trabajo en mi actividad laboral, no fue muy abundante mi obra que duró hasta 1972/73; aunque si dejé afición y escuela en otros artistas locales.
Como afirma Francisco de la Torre, “Lorenzo Pérez Díaz en su madurez artística merece un puesto de honor en la dificilísima artesanía de la plumilla, porque es capaz de alumbrar un lujo para la visión del espectador a base de la conjunción de rayas delgadísimas de tinta, casi siempre negra, como hilos mágicos extraídos amorosamente de nobles huellas de nuestro pasado.
A él no le basta copiar la belleza fría de un castillo o una catedral, sino que capta el espíritu que late más allá de esas venerables piedras, y en sus láminas –en papel blanco unas o de color hueso otras- el conjunto sobrio que con frecuencia exige lo representado contrasta armónicamente con unos entornos hermosamente iluminados o en cálidas sombras que de puro naturales trasmiten autenticidad”.
martes, 1 de diciembre de 2009
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